Esto es la esencia de mi izquierdismo

“El apartado 9 del programa de los marxistas de Rusia, que trata  el derecho de las naciones a la autodeterminación, ha provocado estos últimos tiempos (como ya hemos indicado en Prosveschenie) toda una campaña de los oportunistas.”

Lenin.

Son tiempos difíciles, donde el sexo, la política y la religión se mezclan sin un sentido claro para decir que la libertad de las personas está por encima de cualquier dogma, ley o imposición, convirtiéndose los defensores de esta libertad en dogmáticos doctores de la ley que acaban matando toda ilusión.

Vengo de tiempos pasados en los que la educación y la “titulitis”, igual que ahora ,eran cosas muy importantes y que imprimían carácter a aquel que era licenciado o doctor, pero en mi pueblo, en una pequeña taberna, conocí, y no porque me relacionara con ellos pues esto sucedió cuando yo tenía una tierna edad, a catedráticos, médicos, ingenieros agrícolas, agricultores, trabajadores de varios oficios, músicos, gente de derecha y de izquierdas, socialistas y comunistas, que convivían y charlaban alrededor de una botella de buen vino clarete.

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¿Qué ha pasado que después de tantos años hay tanto odio? No se arregla el mundo con odio sino con ideas claras, haciendo autocrítica de nuestros actos y crítica de los actos de los demás, porque en la crítica está el separar la paja de la mies, la verdad de las medias verdades.

Las nuevas generaciones cuando critican lo que han dado en llamar el régimen del 78 no se paran a analizar quienes había detrás de los padres de la constitución, porque la revolución que se preparaba en las sombras no llegó a triunfar y se nos acusa de que el dictador Francisco Franco muriera en la cama. ¿Acaso los marxistas de entonces teníamos las armas suficientes? Si el “caudillo” no hubiera muerto en la cama, y no fue porque nosotros lo deseáramos, habría habido un mar de sangre y una segunda guerra civil, que los más mayores no deseaban ni nos lo aconsejaban, pero aquellas personas están muertas y no pueden ratificar mis palabras.

Casi, sin apena darme cuenta me he hecho mayor y veo las cosas con otra perspectiva, ni mejor ni peor, solo diferente, pero ese no es motivo para que a alguien como yo que antes y ahora sigue luchando por la igualdad de los seres humanos se me llame fascista, que risa, y otros apelativos no menos cariñosos.

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Cada día reflexiono sobre los textos clásicos del marxismo y no he encontrado ni una sola palabra en ningún sitio que me diga que el marxismo es algo viejo, algo imposible, un dogma inexpugnable para mentes medianas o solo poco versadas, me ha demostrado que el materialismo dialéctico es una ciencia que avanza con los tiempos y en paralelo a ellos y por lo tanto el marxismo es susceptible de ser adaptado a nuestra época.

Marx y Engels vieron la miseria de la clase obrera de su tiempo, la explotación y las cadenas físicas e intelectuales de las clases trabajadoras y emitieron una serie de ideas filosóficas, económicas y sociales que lo que pretendían era acabar con la lacra de la explotación laboral y la opresión de los más desfavorecidos.

Si hoy preguntáramos a los diferentes partidos marxistas o comunistas como piensan llevar a cabo la revolución estoy muy seguro que no coincidirían con Marx, Engels, Lenin, Mao, etc., porque las contradicciones son otras y los tiempos caminan por otros derroteros, aunque ya fueron anticipados por los teóricos del marxismo Rosa de Luxemburgo, Lenin, Paul Baran y Paul Sweezy, así Lenin en  “El imperialismo, fase superior del capitalismo” se adelanta a su tiempo y nos muestra la realidad del siglo XXI, pero también porque han girado, no hacia el revisionismo sino hacia lo más reaccionario del sistema, en la creencia que desde el sistema y descalificando a sus potenciales enemigos pueden cambiar algo, pero en enemigo está en todas las partes y cuando derrotes a uno aparecerá otro, porque es el imperialismo capitalista el verdadero internacionalismo y no el de la clase obrera, que ya se dedican los agentes del capital, los denominados partidos de izquierdas, en dividirlos y condenarlos.
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La España de las naciones es la España del enfrentamiento de la clase obrera, porque algunos iluminados piensan que los diferentes pueblos al aliarse con la burguesía, fase primera de la revolución: hacer la revolución burguesa, borran a la otra burguesía, sin tener en cuenta que no es el gran capital ni la banca, ni las grandes corporaciones económicas o bursátiles, sino la pequeña burguesía, esa que está compuesta por el dueño del bar, la pequeña tienda, el taller de coches, etc., los que pretenden, junto a los obreros y campesinos, cambiar el status quo para avanzar hacia un estado más social, limpio de corrupción, de demagogia, de influencias de la iglesia y el capital internacional para hacer una república para el pueblo y las clases más desfavorecidas.

No he necesitado ir a ninguna facultad para llegar a estas conclusiones, porque mis maestros en los años 70 estaban en las calles o protegiéndonos a los que día tras día nos jugábamos algo más que la libertad, la vida, como lo hicieron muchos camaradas y amigos del FRAP, del PCE(i) de la JGRE y otros partidos políticos, que hoy no tienen un asiento en el parlamento, pero se jugaron el porvenir para que, hoy aunque renieguen de los antepasados, puedan hacer y decir lo que hacen.

Hoy como ayer grito por la autodeterminación de Galicia, Euskadi y Catalunya y por una república popular y socialista.

 

Acerca de Fel Deu

Nací en la segunda mitad del siglo XX en Tudela de Duero (Valladolid). En los años sesenta y setenta milité en el P.T.E. y fui el representante de la Junta Democrática de España de la comarca del Duero. Me gusta tocar el saxo y el clarinete, la filosofía, escribir, la política, la informática y la literatura. Me considero anti sistema y marxista y lucho, cada día, por un mundo más justo y mejor.